A mi amigo Aurelio le gusta estar bien informado. Es un buen conversador, pero sus opiniones siempre están fundamentadas, y no dice tonterías. El otro día, tras el cierre abrupto de Canal Nou me pidió que le remitiera por mail mi visión de la situación político-lingüística de Catalunya. Esto es lo que le acabo de enviar:
Mas que de la situación político lingüística voy a reflexionar sobre la sociolingüística. Y no hablaré de la situación concreta de Catalunya, que no la conozco mucho, sino de la de Valencia (aunque de ahí se puede extrapolar a cualquier comunidad bilingüe).
No hablo de política lingüística porque si lo que queremos es hablar de LENGUAS, deberíamos preguntarle a los científicos (filólogos o sociolingüistas). Si para saber de lenguas le preguntamos a los políticos, mal vamos.
Es verdad que los políticos (los nuestros al menos) están elegidos por la gente. En muchas ocasiones, las opiniones de políticos coinciden con el hazmesentir del pueblo y sus reivindicaciones se trasladan a los parlamentos. Pero en el caso concreto de las políticas lingüísticas, por intereses y por un desconocimiento cerril de la realidad consensuada por estudiosos, tengo la impresión de que se alejan mucho de las necesidades de la gente.
Por lo tanto, hace tiempo que decidí pasar de las opiniones de los políticos en relación a las lenguas, porque no tienen ni puta idea.
Veamos entonces qué dicen los lingüistas.
Para mi, al hablar de bilingüismo, son básicos dos conceptos: lengua minorizada y diglosia.
Es muy raro (yo diría que imposible) que en una situación de bilingüismo las dos lenguas sean tratadas por la sociedad con igualdad. Siempre hay una que está mejor vista que la otra; una que la hablan las clases populares y otra las clases altas; una que está prohibida y otra que se usa como elemento de poder, etc. La lengua más maltratada se le conoce como "lengua minorizada". Y a estas situaciones de desigualdad se conocen como "diglosia". En el ámbito lingüístico catalán (y me atrevo a decir que incluyendo también al principado de Catalunya), se produce una situación de diglosia en favor del español. Porque durante muchísimos años el catalán fue perseguido quedando únicamente para un uso residual y a escondidas. Porque la gran mayoría de medios de comunicación de masas son en castellano. Porque el castellano sigue estando mucho más cuidado por el Estado. Por lo tanto, la lengua minorizada en el ámbito lingüístico catalán es precisamente el catalán.
Por esa razón se impulsaron leyes (como la llei d'ús del valencià en la Comunidad Valenciana) que lo que trataban de regular es el uso de la lengua minoritaria, potenciándola, para tratar de eliminar esa situación de diglosia. Estas leyes (lo dice la ley) obligan a los poderes públicos a fomentar más la lengua minorizada en situación de disglosia, con el objetivo evidente de tratar de revitalizar una lengua que durante tanto tiempo fue maltratada.
Por eso, cuando algunos políticos argumentan cargados de razón que lo correcto en las políticas lingüísticas en el ámbito catalanófono es que tanto el catalán como el castellano sean tratadas en igualdad de condiciones, están mintiendo. Es obligación de los gobiernos potenciar más el catalán que el castellano.
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