Este mes he comenzado a impartir un curso sobre el uso de tabletas en el aula de infantil y primaria. Es emocionante ver cómo algunos centros integran estos dispositivos en su labor docente. Algunos de ellos amparados por una importante partida presupuestaria y usando tabletas de última generación costeadas por sus adineradas familias. Pero también los hay públicos que están haciendo una labor excelente. Es el caso del CEIP Virgen de los Desamparados de la pedanía de Orihuela, en donde estoy desarrollando mi curso y en donde el empeño de su equipo docente ha conseguido que desde hace un par de años se estén integrando las tabletas de manera lo más natural posible, usando el modelo BYOD.
Muchas son las razones que aconsejan comenzar a usar tabletas en las escuelas. Esta misma mañana, mientras llevaba a las nenas al cole he evidenciado una de ellas. Mis hijas, por suerte, todavía van a infantil. Y digo "por suerte" porque al pasar por el patio, este es el aspecto que tenía la fila de una clase de quinto.
Me ha impresionado ver a los niños de quinto, todos con esas maletas, que no pasarían el filtro de equipaje de mano en Ryanair, repletas de libros de texto. ¿Qué será eso tan importante y tan extenso que deben aprenderse los niños de texto que ocupa tanto espacio? Desde luego, el peso y el espacio es una de las razones que aconsejan el abandono del libro de texto tradicional y el uso de materiales digitales. Pero no es el único argumento, y me atrevería a decir que ni siquiera es el más importante. La principal razón por la que los docentes debemos valernos de la tecnología en nuestras clases es para acompañar un cambio metodológico necesario para el alumnado. La distribución espacial, la estructura de nuestras aulas, las exigencias a nuestros alumnos y alumnas estaban plenamente justificadas en el siglo XVIII, cuando la revolución industrial introdujo una nueva realidad en la sociedad. Pero hoy en día aquél modelo está obsoleto y contexto parece indicar que las necesidades de la sociedad han cambiado. Debemos ser capaces, pues, de cambiar la metodología para facilitar a los niños y niñas el acceso a redes de aprendizaje, creando proyectos propios, dándole la vuelta a las clases, o como mejor nos vayamos a sentir. Y para ello, las tecnologías son un buen compañero de viaje.
Foto de cabecera: "Schulknabe mit iPad, after Albert Anker" de Mike Licht
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